Los diamantes existen en cualquier color natural imaginable, tales como los colores de un arco iris, una puesta de sol, infinitos tonos azules desde celeste hasta oceánico o de flores primaverales, desde amarillo, rosa, azul, verde, cava y negro hasta el raro y escaso rojo. Ver un diamante de color natural es una experiencia inolvidable. En la naturaleza son muy raros, y cuanto más intenso sea su color, más raro será el diamante.
Los institutos gemológicos internacionales emplean una escala de clasificación para designar los colores de los diamantes y que se basa en las tres características básicas siguientes: matiz, tono y saturación. El matiz se refiere a los colores primarios que se aprecian en un diamante. El tono hace referencia a la cantidad de brillo u oscuridad del matiz o color primario del diamante. Finalmente, la saturación es una medida de la intensidad del color primario del diamante en cuestión.
La escala de clasificación internacional resulta ser así:
Estos diamantes tan preciosos son la forma más exclusiva y noble para expresar su personalidad.